COLUMNISTAS GOLEAMOS

Nicolas Pees Labory

Estudiante de Comunicación Social UCES

Las opiniones expresadas en este artículo son de absoluta responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la opinión de www.goleamos.com.
Fecha: 04 de Julio de 2016

Una Nueva Sorpresa

En un país donde el rugby siempre fue predominante, hoy solo se habla de fútbol. Las hazañas existen.

Me atrevo a decir que no hay ni un solo jugador de todo el plantel que no haya jugado al rugby. Gales es una de las potencias mundiales en lo que respecta a la ovalada, pero en materia futbolística, nunca fue gran cosa; es más: hasta este año, su única participación en un torneo grande se había dado en el Mundial de Suecia 1958, cuando perdió en Cuartos de Final contra un Brasil que sentenció el partido con un golazo de un pibe de 17 años al que los amigos le decían Pelé. Después de eso, agua. Ni Mundiales, ni Eurocopas. Muchas veces quedó a las puertas de una clasificación histórica que nunca llegó a concretarse. Ni siquiera cuando su selección era capitaneada por el histórico Ryan Giggs, Gales pudo alcanzar el privilegio de jugar un torneo grande. En rugby, se adjudicó torneos 6 Naciones, jugó grandes partidos en distintas citas mundialistas, logrando un tercer y un cuarto puesto como máximos premios.
El fútbol es el segundo deporte más importante en esta nación británica, pero el rugby, por nivel, siempre estuvo en una estima más alta. Los galeses que terminaban siendo futbolistas, seguramente, muchas veces pensaron “¿Qué hubiera pasado si después de todo, hubiese jugado al rugby?”. Todo esto les debe haber sucedido a lo largo de la historia deportiva del país, hasta que luego de otra nueva frustración por no alcanzar el Mundial de Brasil 2014, Gales se rearmó, esta vez con un plantel con jugadores mucho más formados que en otras oportunidades, y con el firme objetivo de clasificar por primera vez en su historia a una Eurocopa. Sin embargo, ellos mismos sabían que era un sueño difícil. Pero sentían también que quizás, ésta era su oportunidad.
Con el correr de los partidos de la clasificación, la selección empezó a ver que realmente la ilusión era posible. Dominando su grupo con la figura descollante de Gareth Bale, que anotó en casi todos los partidos de aquella instancia, el grupo se fortaleció. Y lo mas importante de todo, empezó a jugar bien, dentro de lo que se espera de un seleccionado emergente. Sin muchos nombres muy reconocidos, pero sí de desempeño regular en sus clubes, logró el objetivo principal. Jugar la Copa ya era premio suficiente.
Mucha debe haber sido su sorpresa, entonces, cuando haciendo un gran papel en la primera fase, terminaron en el primer lugar de su grupo nada más ni nada menos que por sobre Inglaterra, el país que siempre se sintió el Rey de las islas británicas. A pesar de haber perdido su duelo, la victoria por 3-0 ante Rusia les puso un partido por 8vos de final más accesible que otros, pero en el que tendrían que batallar contra la firme defensa de Irlanda del Norte. Otra vez, un rival de las Islas, aunque ésta vuelta sería el único país integrante de éstas que logró la independencia definitiva. Con un gol en contra, pudieron superar el escollo y alcanzar los cuartos de final, estancia en la que se encontrarían con una de las mejores selecciones del mundo, con jugadores grandísimos pero que aún nunca llegó a despegar definitivamente. Bélgica aparecía como el cuco que les arrebataría el sueño, pero los galeses aún se permitían soñar. Y así fue que, luego de un primer tiempo en el que los belgas se pusieron en ventaja y jugaban mejor, el equipo británico llegó al empate con un gol de cabeza de su capitán Williams. De allí en adelante, pudo manejar los tiempos del partido. Defendió cuando tuvo que defender, atacó cuando tuvo que atacar, sufrió cuando tuvo que sufrir, y la metió cuando la tenía que meter. Dos goles más, uno de Robson Kanu (con un recurso admirable) y otro de Vokes sentenciaron el resultado. Ahora, Gales se tiene más fe que nunca. Su próximo rival, Portugal, no ganó un solo partido en la Euro y tampoco jugó bien, pero la suerte estuvo de su lado, además del segundo mejor jugador del mundo. Será un duelo muy parejo. Pero por primera vez en la historia, en Gales el rugby no es dominante; por estos días, todos respiran futbol, unidos y con un solo deseo que aparece cada vez más cercano: jugar la final, y quién dice, quizás consagrarse campeón.



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