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Colón tiene un volante central que puede traer ilusión a sus hinchas
Se trata de Federico Boasso, un pibe de la cantera de 21 años. Con mucho trabajo y paciencia espera que lo consideren para debutar y llevar muchas alegrías a la institución "Sabalera". Conocé la historia de este "Guerrero" que suele disfrazarse de mago en medio de un partido.
Fede corre y la pelota ruda. Corre y con él sus compañeros.
La pelota rueda y con ella las ilusiones.
Fede corre y con él David, su padre. Corre y con él "La gringa", su madre. Corre y con él "Rulo" y Vanesa, sus hermanos.
Corre y con él su colegio, sus amigos y su alma.
Con los ojos destellantes, con hambre de gloria, como los niños que quieren todo ya; se entusiasma y no se conforma. Va por su sueño.
Federico Boasso, un gringo con estampa. Bien parado. Zurdo. Con buen pie y panorama. Amante del buen fútbol, familiero y líder positivo.
Se presenta como mediocampista central y con voz de mando. Cada vez que levanta la cabeza su zurda se llena de precisión. Casi siempre decide bien.
Sus compañeros lo respetan y lo buscan adentro y afuera de la cancha.
Se levanta temprano. Viaja desde San Carlos hacía el predio de Colón y se prepara mental y físicamente todos los días para ir por todo.
Lo dirigieron muchos técnicos, tanto en el club donde debutó, Unión Progresista de San Carlos Sud, como también en Argentino de San Carlos y club Colón, su actual equipo en el cual estampó su firma como jugador profesional hasta 2019.
Sus entrenadores lo recuerdan muy bien. Si no preguntenlé a "Tato" Jacquier, que lo tuvo en Argentino de San Carlos y a los ocho técnicos de la institución "Sabalera" que trataron de inculcarle conocimientos para perfeccionar su juego en las diferentes categorías. Algunos nombres: Ramón Mántaras, "Chupete" Marini, "El Flaco" Tobaldo, Johansen y la dupla "Tapita" Segalla y Bonaveri, por citar algunos.
En primera división siempre resonó el nombre del pibe que hoy tiene 21 años, pero por esas cosas de la vida no se le dio el ansiado debut en la máxima categoría. Estuvo ahí, sentado en el banco de suplentes frente a Chicago, una siesta fría en Mataderos en el equipo que comandaba por entonces, Darío Franco.
No importa, él espera y se prepara para cuando le toque. Entiende que lo mejor está por venir.
A veces el fútbol tiene urgencias y al mismo tiempo una ENORME venda en los ojos, disfrazada de INJUSTICIA.
Hicieron negocios con otros jugadores que han pasado sin pena ni gloria en la institución.
Pagaron una suma sideral por Eguren en vez de darle la oportunidad a un patrimonio de la institución.
Pisaron el "Cementerio de los Elefantes" jugadores que despreciaban la pelota.
Sin embargo, cuando vas a ver un partido de reserva o primera de liga lo primero que la retina detecta es un tal Federico Boasso, cada vez que se encuentra en cancha.
Pelota al ras del piso. Panorama. Cambio de frente. Paciencia. Pegada prodigiosa. Suele vestirse de mago para clavar un puñal a la defensa rival y habilitar un compañero para el gol.
Y entonces la gente pregunta, ¿Porque no ponen a los pibes en vez de traer jugadores que cobran sumas muy importantes y no sienten la camiseta?
Hoy la respuesta la tiene Eduardo Domínguez, actual técnico de primera división de Colón. Lo tiene en el predio. Lo tiene todos los días. Los dirigentes no tienen la necesidad de salir a buscar.
Desde pequeños se nos ha enseñado que con el trabajo siempre llega la recompensa. El flamante campeón y sensación de la primera de liga de su querido Colón lo sabe.
Luchar contra la adversidad. Ser capaz de conseguir lo que se proponga y MILITAR por su sueño, son valores que promueve día a día.
Nada lo detiene. Nada lo distrae. Está metido en el mundo que siempre soñó.
CORRE FEDE. CORRE LA PELOTA. Y CON ELLA.... LAS ILUSIONES.
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