A la selección se le volvió a escapar un título, y nosotros no entendemos por qué. Pero lo importante radica en la esperanza que hay que tener a futuro.
Desolados. Otra palabra no existe que encierre nuestro sentimiento actual. Y si nosotros nos sentimos así, desolados, perdidos en la nada, con la peor suerte del mundo, imagínense ellos, los jugadores. Y lo peor, es que mientras mas se esfuerzan por llegar a finales porque nos quieren poner contentos, y a medida que lo van consiguiendo, la presión sube inimaginablemente. Pero que le podemos hacer nosotros, ¿no? Exigir campeonatos nada más. Por favor, que estupidez. Los campeonatos se desean, se confían, se añoran, pero NUNCA se exigen. Porque exigir en estos casos es solo para gente que como no puede hacer las cosas, las pone sobre los hombros de otros. Hipócritas. Que se sienten que saben todo, que se dan el tupé de criticar a cada jugador por cada mínimo pase errado, y que solo juegan los fines de semana arrastrando una panza de cerveza a todos lados, que no llegan a frenar un pase y se las agarran siempre con el que se los dio. Esa gente se tiene que quedar lejos de nosotros. De mi por lo menos, cuando de fútbol se trata. Soy partidario de la idea de bancar un proyecto. De no criticar prematuramente, simplemente porque se que si los jugadores están ahí, por algo es. Y me gusta que cuando hacen las cosas bien, yo pueda estar orgulloso de decir que los banqué. Pero si vas a hablar sentado en el sillón de tu casa porque sos un jugador frustrado que se cree que las sabe todas, aléjate de mi, por favor, por lo menos cuando hablamos de fútbol. Aunque en general muchos terminan siendo iguales a la hora de debatir acerca de cualquier aspecto de la vida. Mañana quizás sea otro día, y quizás ya no esté mas enojado con ellos, y quizás les pida perdón por esto, pero hoy lo estoy. Y hoy, en medio de mi desolación y bronca, decido poner el pecho y decir que a pesar de la presión que tengan, acá hay uno por lo menos que los va a seguir a todos lados. Porque se que dejaron todo. Yo no me como el cuento de que “no corrieron”, “estaban con ganas de terminar el partido” o simplemente “son unos chotos”. En las tres finales la selección jugó mejor. Es un hecho. Se definieron por un dedo, cinco centímetros, o simplemente cosas que escapan a los conocimientos de los mortales. Siento que hay fuerza sobrenatural que nos está haciendo esquivo el premio, pero que se acerca. Díganme loco, entonces, si quieren. Pero siento que después de tanto sufrimiento, tiene que haber una luz al final del túnel. Tiene que haber un premio para olvidar todo esto. Porque en la vida, tarda en llegar, peor al final hay recompensa. Díganme loco, pero lo creo.